Las instituciones financieras de seis países, Estados Unidos, China, Japón, India, Canadá y Reino Unido fueron responsables de más del 80% del financiamiento e inversión en carbón -el combustible fósil más contaminante del mundo- entre enero de 2019 y noviembre de 2021 y canalizaron 1,5 billones de dólares al sector, según el análisis publicado por los grupos de campaña Urgewald y Reclaim Finance.
«Estas instituciones financieras deben ser criticadas desde todos los frentes: organizaciones de la sociedad civil, reguladores financieros, clientes e inversores progresistas», afirmó en el informe Katrin Ganswindt, directora de investigación financiera de Urgewald.
La investigación muestra cómo un pequeño número de instituciones financieras de unos pocos países desempeñan un papel descomunal en el mantenimiento de la industria del carbón.
El carbón es el combustible fósil más intensivo en carbono en términos de emisiones y, por tanto, el objetivo más crítico para su sustitución en la transición hacia alternativas renovables.
La Agencia Internacional de la Energía dejó en claro que, a menos de que se retire rápidamente el carbón, hay pocas posibilidades, si es que hay alguna, de frenar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, el objetivo al que aspira el Acuerdo de París de 2015.
Sin embargo, a pesar de que los responsables políticos y los líderes empresariales pregonan repetidamente su compromiso con la llamada «transición energética», la dependencia mundial de los combustibles fósiles sigue en vías de empeorar.
¿Quiénes son los principales financistas del carbón?
Los resultados describen todos los préstamos corporativos y la suscripción de empresas que figuran en la Lista Global de Salida del Carbón de Urgewald (Global Coal Exit List – GCEL), pero excluyen los bonos verdes y la financiación dirigida a actividades no relacionadas con el carbón.
La GCEL se refiere a una lista de 1.032 empresas que representan el 90% de la producción mundial de carbón térmico y de la capacidad de combustión de carbón.
Se trata de la primera actualización de la investigación financiera de la GCEL desde que se celebró la conferencia sobre el clima COP26 en Glasgow, Escocia, a finales del año pasado.
Los activistas afirmaron que, por este motivo, el análisis debe considerarse un punto de referencia para evaluar la integridad de las promesas realizadas en la COP26.
«A los bancos les gusta argumentar que quieren ayudar a sus clientes del carbón a hacer la transición, pero la realidad es que casi ninguna de estas empresas está haciendo la transición. Y tienen pocos incentivos para hacerlo mientras los banqueros sigan extendiéndoles cheques en blanco», denunció Ganswindt.
La investigación de las ONG muestra que mientras 376 bancos comerciales proporcionaron 363 mil millones de dólares en préstamos a la industria del carbón entre enero de 2019 y noviembre de 2021, solo 12 bancos representaron el 48% del total de préstamos a las empresas de la GCEL.
De estos prestamistas, 10 son miembros de la Alianza Bancaria Cero Neto de la ONU, una iniciativa liderada por la industria que se compromete a alinear sus carteras con las emisiones netas cero para 2050.
Los tres principales financistas de la industria del carbón son las japonesas Mizuho Financial, Mitsubishi UFJ Financial y SMBC Group, respectivamente, seguidas por la británica Barclays y la estadounidense Citigroup.
Un portavoz de Barclays señaló que el banco se había comprometido en enero de 2019 «a no proporcionar ningún financiamiento de proyectos para la construcción o la expansión material de las centrales eléctricas de carbón o el desarrollo de minas de carbón térmico greenfield en cualquier parte del mundo»
Barclays sostuvo desde entonces que no proporcionará financiación corporativa general específicamente para la minería de carbón nueva o ampliada o el desarrollo de centrales eléctricas de carbón y afirmó que endureció las restricciones a la financiación de los clientes de minería de carbón térmico y energía.
Por su parte, Mitsubishi UFJ Financial anunció sus objetivos de lograr emisiones netas cero en sus operaciones para 2030 y en su cartera de financiación para 2050.
Mizuho Financial, en tanto, no hizo ningún comentario específico sobre las conclusiones de las ONG, pero citó un anuncio de mayo del año pasado en el que sostenía que tiene la intención de reducir su saldo de crédito pendiente de todo el año 2019 para las instalaciones de generación de energía a base de carbón en un 50% para todo el año 2030, y a cero para todo el año 2040.
Grandes cantidades de dinero
El estudio revela que es la suscripción la que ahora representa la mayor parte del capital que los bancos movilizan para sus clientes del carbón.
La suscripción se refiere al proceso por el cual los bancos recaudan inversiones o capital para las empresas emitiendo bonos o acciones en su nombre y vendiéndolos a inversores como fondos de pensiones, fondos de seguros y fondos de inversión.
En el periodo de casi dos años, desde enero de 2019 hasta noviembre del año pasado, 484 bancos comerciales canalizaron 1,2 billones de dólares a empresas de la GCEL a través de la suscripción.
De ellos, sólo 12 bancos resultaron ser responsables del 39% del total de las suscripciones desde 2019.
El Industrial Commercial Bank of China, el China International Trust and Investment Corporation y el Shanghai Pudong Development Bank fueron identificados como los tres principales suscriptores respectivos de la industria del carbón.
El único banco no chino entre los 12 principales suscriptores de la industria del carbón fue JPMorgan Chase, el mayor banco estadounidense por activos.
Un portavoz de JPMorgan Chase manifestó: «Ser el primer banco estadounidense en establecer objetivos de reducción de carbono para 2030 alineados con París, incluso para el sector de la energía eléctrica, y crear un esfuerzo de sostenibilidad de 2,5 billones de dólares son claros ejemplos de nuestro compromiso continuo para apoyar la transición a una economía baja en carbono»
A fin de cuentas, no importa si los bancos apoyan a la industria del carbón mediante la concesión de préstamos o la prestación de servicios de suscripción. Ambas acciones conducen al mismo resultado: se proporcionan enormes cantidades de dinero a una industria que es el peor enemigo del clima.
Los inversores
Aunque los bancos desempeñan un papel fundamental a la hora de ayudar a las empresas del carbón a conseguir el capital mediante la suscripción de sus emisiones de acciones y bonos, las ONG que están detrás de la investigación reconocieron que, en última instancia, los inversores son los compradores de estos valores.
La investigación identifica a casi 5.000 inversores institucionales con participaciones combinadas de más de 1,2 billones de dólares en la industria del carbón.
Las dos primeras docenas representan el 46% de esta suma a partir de noviembre de 2021.
Los gigantes de la inversión estadounidenses Blackrock y Vanguard resultaron ser los dos mayores inversores institucionales, respectivamente.
«Nadie debe dejarse engañar por la pertenencia de BlackRock y Vanguard a la iniciativa de gestores de activos Net Zero. Estas dos instituciones tienen más responsabilidad en la aceleración del cambio climático que cualquier otro inversor institucional en todo el mundo», afirmó en un comunicado Yann Louvel, analista político de Reclaim Finance.
La situación es que los fondos de pensiones, los gestores de activos, los fondos de inversión y otros inversores institucionales siguen apostando por las empresas del carbón en medio de la emergencia climática.
Un portavoz de Vanguard reveló que la empresa estaba «comprometida a alentar a las empresas, a través de una gestión eficaz, a abordar los riesgos climáticos materiales» a través de la transición energética.
«Como gestor de activos, Vanguard tiene una responsabilidad fiduciaria con la amplia gama de inversores minoristas, intermediarios e institucionales que nos han confiado sus activos», agregó.
Y cerró: «Nuestro mandato es invertir los activos de los clientes de acuerdo con las estrategias de inversión que han seleccionado, y actuar como administradores de esos activos. Nos tomamos esta responsabilidad muy en serio».